Hoy me vestí de fresca noche de verano, y salí a buscarte. Sólo me acompañaba la esperanza de encontrarte. Caminé hacia la ribera, hasta el Paraná susurraba tu nombre! Mi corazón latía con prisa. Flotaba en el aire una musica celestial, mis pies blandos, muy blandos danzaban plácidamente, a su compás. Los árboles me piropeaban, y yo sentia como la felicidad me acariciaba el alma.
Caminé y caminé, le pregunté a los gatos, a los mosquitos, a los faroles... nadie te habia visto, nadie creía recordarte. Qué raro! pensé, porque cuando pasabas era difícil no ver tu largo cabello adornándote como un sol.
Me dolían los pies y el corazón. Me senté a descansar en un umbral y ví como la luna me guiñaba un ojo, brindándome alento. Sin dejar de mirarla, proseguí mi marcha, y llegué sin darme cuenta hasta un sótano. ya amanecía cuando bajé muy despacio las escaleras, y te encontré. Sentí frío y miedo. Cuando me miraste, ví como el invierno se te había venido encima.
Cuál fue el error? Solo ví tu rencor a manos llenas, mi corazón cayó hecho pedazos...
El sol apenas brilló esa mañana.
M.D. 1997
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