21 de septiembre de 2007

Presagios...



La noche me tomó como rehén, me envolvió en un profundo abrazo y me quedé sin voz... las palabras se descolgaron de mi mente y sólo pude sentir.



Todas las sensaciones se arremolinaron dentro de mi, hasta los pájaros que hace tiempo habitaban mi corazón, encontraron al fin, el intersticio luminoso por donde salir y formar parte indisoluble con el firmamento.



Fui testigo de cómo todos los colores se mezclaban para conformar ese intenso negro azulado. Tuve la sensacion de que cada estrella era mía, y vivencié la magica forma en que los sonidos nocturnos acompasaban mis ritmos internos.



Todo a mi alrededor se habia transformado... aparecía resplandeciente y liviano, muy liviano. Mi ser vibró celebrando ese sagrado encuentro desde el alma.



M. D. 1997

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